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Estaba en el auto de camino a la oficialía, sentía unas ganas inmensas de llorar, pero Kate me había maquillado, no podía arruinar su trabajo, tome una bocana de aire intentando reprimir lo que sentía, sentía que me ahogaba, los nervios me consumía.

—Kate detén el auto por favor—, le pedí a mi hermana, quien se ofreció a ir conmigo.

Salí del auto rápidamente para intentado que el aire entrará por mi nariz, sentía como todo me daba vuelta a mi alrededor, el miedo me consumía.

—¡Kiara¡—, gritó mi hermana bajando el vidrio de la puerta del copiloto.

—¡No puedo hacer esto!, ¡No puedo!, ¡No puedo!—, vocifere llamando la atención de las personas que cruzaban por el lugar.

El auto de mi padre se estacionó detrás del auto de Kate. Mi padre salió del auto inmediatamente caminado hacia mi.

—¡Que haces Kiara!—, gritó mi papá acercándose, mi madre se bajó del auto minutos después.

—No puedo hacer esto papá—, gruñí, sabía que estaba a punto de tener un ataque de ansiedad, de nervios, pero no me importaba.

—Escuchame bien Kiara, ¡te subiras a ese maldito auto y firmaras ese maldito papel!, ¡porque yo te lo ordenó¡—, amenazó mi padre mirándome.

Mi padre esperaba una respuesta de mi parte.

—¿¡Me escuchate!—, gritó.

Asentí lentamente con mi cabeza y mis ojos cristalizados.

—Respondeme—, gruñó mi padre.

—Si—, susurré.

Mi padre abrió la puerta del copiloto del auto de Kate para que yo subiera, inclinándose para mirar a Kate.

—Si la dejas salir otra vez, olvídate de la cadena de hoteles Walton—, amenazó mi padre a Kate.

Volteé mi rostro para encarar a mi padre, pero no valía la pena.

POV BASTIAN DAVIS 

—Seguro se arrepintió—, dijo Nora a mi lado.

—Esa mocosa no pudo arrepentirse firmó un contrato—, escupi molestó.

Kiara aún no ha llegado, ni su familia tampoco. Tenía trabajo con los cuales cumplir una vez saliera de aquí, y ellos se daban el lujo de llegar tarde.

Mi paciencia empezaba a agotarse; le pedí a Nora y Duclen ser los testigos, no invite a mis padres, no creía ser necesario, solo era firmar el maldito papel.

—Han llegado señor—, anunció Duclen, me giré para ver a Rob Walton, pero mis ojos viajaron a Kiara directamente quien caminaba hacia a mi vestida de blanco.

Se podía ver en sus ojos que no se encontraba bien, pero no era hora de lamentarse o hecharse para atrás. 

—Disculpe la tardanza señor Davis—, se excuso rápidamente Rob al llegar delante de mí.

Ignore a Rob para caminar hacia Kiara, la mire un segundo detenidamente, la mocosa levantó su rostro para mirarme, era la mirada más dolorosa que alguien me había dado en toda mi vida, el odio era parte de su iris, podía sentir como escupía fuego por su boca.

—Nos esperan—, manifesté para darme vuelta y caminar a la oficina del oficiante del matrimonio.

No espere a que ella me siguiera, debía de hacerlo.

El oficiante nos pidió los documentos requeridos para auspiciar el matrimonio. Kiara Walton estaba a mi lado delante del oficial, la mire por el rabillo de mi ojos para verla dirigir su mirada fijamente hacia adelante. Debía admitir que la escuincla tenia carácter, más que su hermana mayor, pero a pesar de todo lo que luchó para que no llegará este día iba a ser mi esposa.

—Queridos amigos aquí presentes, nos hemos reunido hoy para unir a este hombre y a esta mujer en sagrado matrimonio—, inicio diciendo el oficial.

Podía oler el miedo de la menor de las Walton a kilómetros si eso era posible.

—¿Bastian Davis recibe usted a esta mujer para ser su esposa, para vivir juntos en sagrado matrimonio, para amarla, honrarla, consolarla y cuidarla, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus  vidas?—, preguntó el oficial.

Me giré un segundo para ver a la mocosa a mi lado, lucía hermosa era algo que no se podía ocultar, pero la molestia era tan evidente en su rostro que me anima a hacer esto solo para hacerla sufrir un poco más.

—Si, acepto—, respondí con firmeza.

Vi como Kiara trago fuertemente.

—¿Kiara Walton recibe usted a este hombre para ser su esposo, para vivir juntos en sagrado matrimonio, para amarlo, honrarlo, consolarlo y cuidarlo, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus  vidas?—, le preguntó el oficial a ella.

En este momento si podía sentir algo de temor, pero si ella era lo suficientemente inteligente diría que sí.

Esperaba que la mocosa me mirará como yo lo hice, pero mantuvo sus ojos siempre hacia adelante, suspirando lentamente.

—Kiara—, susurró su padre al verla en silencio.

—¿Señorita?—, indagó el oficial algo preocupado.

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—Si, acepto—, respondió finalmente.

—Repita después de mi—, me pidió el oficial.

—"Yo Bastian Davis , te recibo a ti Kiara Walton  para ser  
mi esposa, para tenerte y protegerte de hoy en adelante, para bien y para mal, en la riqueza y  en la pobreza, en salud y en enfermedad, para amarte y cuidarte hasta que la muerte nos separe"—, repetí.

—Repita después de mi—, le pidió el oficial a Kiara.

—"Yo Kiara Walton , te recibo a ti Bastian Davis  para ser  
mi esposo, para tenerte y protegerte de hoy en adelante, para bien y para mal, en la riqueza y  en la pobreza, en salud y en enfermedad, para amarte y cuidarte hasta que la muerte nos separe"—, manifestó la mocosa.

El oficial me pidió colocarle la alianza a Kiara repitiendo algunas palabras "Yo te coloco esta alianza como señal y promesa de nuestro amor constante y  fidelidad duradera", pidiéndole a Kiara que haga lo mismo.

—Ahora les pido que se miren y se tomen de las manos—, solicitó el oficial.

Vi a Kiara titubear un segundo, me acerqué a ella para tomar sus manos, se que ella no lo haría. Me sentí tan miserable al sentir como temblaban sus manos cuando las tomé, quería que esto terminara ponto por el bien de ella.

La mocosa levantó su cara para mirarme fijamente, nuestros ojos se encontraron, y no era hasta ahora que me daba cuenta de que color eran sus ojos, tenía un hermoso color de ojos verdes intenso y unos delicados labios, realmente la escuincla era hermosa no podía negarlo, no existía duda de aquello.

—En virtud de la autoridad que me conceden las leyes del Estado de Minessota, los declaro marido y mujer puede besar a la novia—, concluyó el oficial.

Los labios de la mocosa se abrieron lentamente, sabía que refutaria la última parte, pero no la dejaría arruinar el momento.

Tome su cara con mi mano para besarla.

Deseaba probar esos labios otra vez, la última vez solo me había quedado con las ganas. Pero fue un besos fugaz, rápidamente Kiara se alejó de mi, para ser felicitada por su familia. Me quedé de pies pensando ¿Que iba a pasar ahora?

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