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Sentía las manos de Erick agarrar mi vestido encima de mi trasero para que no se me subiera, mientras yo gritaba y hacia pataletas.

—¡Suéltame maldita bestia!—, grité. —¡Eres un imbécil!—, vocifere sintiendo como Bastian me propinaba una nalgada antes de abrir la puerta del baño.

—¡Te odio¡—, gruñí.

Bastian me sentó encima del tocador para girarse y cerrar la puerta con pestillo, me baje inmediatamente para ir a hacia él con intención de abrir la puerta para salir pero el muy maldito volvió a agarrarme con su brazo para sentarme de nuevo sobre el tocador.

Estaba como loca, parecía una loca, mi ira invadía cada parte de mi destrozándome, descontrolandome, no quería verlo, no quería tenerlo en frente.

Pegue mis puños de su pecho, golpeándolo, necesitaba desahogar mi furia en contra de él, en contra de mi padre, en contra de todos.

—¡Te odio Bastian Davis!—, le grité pegándole fuerte.
—Te odio, te odio, te odio—, solloce golpeándolo hasta que me canse y mis golpes empezaban a hacer débiles.

Podía ver su cara mirándome detenidamente, pero no hacía nada para que dejara de golpearlo, su mirada me  desafiaba a seguir golpeándolo, no quería ver su maldito rostro, no quería saber que debía casarme con él, que debía estar bajo un mismo techo que él, no quería nada de él.

—¿Terminaste?—, indagó Bastian luego de que me detuve.
—¿Qué?
—, susurré sin entender.
—Ahora es mi turno de desahogarme—, anunció para acercarse a mi y besarme.

Bastian posó una mano sobre mi cintura y con la otra agarro mi barbilla bruscamente para pegar sus labios con los míos, me besaba con fuerza, con rabia, podía sentir como deseaba castigarme, levanté mis manos para alejarlo de mi pero solo se pegó más fuerte a mi para atacar mi boca como un salvaje.

Mentiría si diría que lo disfrutaba, pero su perfume o su olor intentaban hacerme divariar, debía obligarme a mantener mi compostura delante de él,  pero su lengua se movía de forma majestuosa dentro de mi boca, sostuve su camisa con firmeza cuando sentí mi cabeza explotar en mil sensaciónes.

No sabía si era porque llevaba meses sin besar a alguien, pero debía admitir que él sabía cómo hacerlo, sabía cómo seducir a una mujer con solo un beso y al recordar esto me detuve de forma inesperada para alejarlo de mi propinándole una cachetada.

—No pertenezco a tu grupo de putas—, escupi delante de él mirándolo con recelo.

Podía ver la cara de frustración de él, pero me importaba muy poco lo que sintiera esa bestia.

Sentí como algo bajaba de mi nariz para llevando mi mano inmediatamente a ella, estaba sangrando.

—Kiara—, se acercó Bastian a mi, tomando algunas toallas del portapapeles para llevarla a mi nariz.
—Estoy bien, siempre me ocurre—, expliqué.

—Inclina la cabeza hacia atrás, te llevaré al hospital—, dijo con falsa preocupación, no le creía nada.

—No es necesario, desgraciadamente no moriré antes de la boda—, irónice.

—¿Cómo puedes jugar ahora?—, gruñó sosteniendo la toalla en mi nariz.

Estuvimos alguno minutos así, hasta que alguien empezó a tocar la puerta insaciablemente.

—Joder—, gruñó Bastian.

—Deberiamos de salir—, comenté escuchando los toques nuevamente en la puerta.

—Sostén el papel—, me pidió para dirigirse a la puerta. Lo escuché gritarle a la persona que estaba fuera para volver a entrar.

—Te llevaré a tu casa—, anunció.

—Vine en mi auto—, respondí fríamente.

—Llamaré Duclen para que lo lleve a tu casa—, respondió sacando su móvil para llamar a su asistente.

Tuvimos que esperar una hora para que el asistente de Bastian apareciera.

Estaba sentado en el asiento copiloto al lado de Bastian mirando por la ventana, sabía que mi aspecto debía ser desastroso, aún podía olor la sangre en mi cara.

—No quiero que vuelvas a vestirte asi—, dijo Bastian rompiendo el silencio.

—No me dirás cómo debo vestirme—, espete.

—No solo serás mi esposa por un papel, lo serás allá afuera delante de todos, ¿crees qué estaría feliz al saber que mi esposa está en las revista de chisme por bailar como una sexy dance en un bar? Necesito que tomes esto en serio, deberás acompañar a eventos, a cenas, a viajes de negocios y reuniones—,  explicó el.

—No seré tu esposa trofeo, tengo mis propios asuntos a los cuales atender—, sostuvo.

—¿En serio?, ¿Cómo cuales?, ¿Dedicarte a rayar autos costosos?—, ironizó Bastian sonriendo de lado.

No tenía ganas de iniciar una pelea nuevamente con el, así que prefiri ignorarlo.

—¿Cuando es tu graduación?—, interrogó él.

—No irás—, respondí rápidamente.

—Entonces no me digas, nos veremos allá—, manifestó Bastian estacionandose en frente de mi casa.

Me quite el cinturón rápidamente sin esperar que él me abriera la puerta, no me interesaba saber su nivel de caballerosidad, rodee el auto viéndolo salir y recostarse de brazos cruzados en su auto.

—Kiara—, me detuvo él.

Mire a Bastian con cara de pocos amigos, no quería escucharlo, cada vez que abría su boca era para decir alguna estupidez.

—Me preguntaste si me gustaba tu vestido de soltera, a decir verdad no te queda muy bien. ¿Te gustó sentir mi verga en tu trasero?—, interrogó graciosamente seductor.

—Jodete Bastian—, le grité mostrándole mi dedo corazón.

Me di la vuelta para caminar hacia Duclen quien se acercaba a nosotros, arrebatándole la llave de mi auto de las manos.

Vi el auto de Kate estacionarse en el parqueo de la casa para hacerme maldecir por dentro. Me acerqué a la puerto sin mirar atrás, sabía que Bastian se había marchado.

—¿Eras Bastian?—, indagó Kate a mi lado mientras buscaba mis llaves para abrir la puerta.

—Si—, respondí cortante.

—¿Están saliendo?—, preguntó Kate.

—¿Qué?, santos cielos, no—, respondí rápidamente.

—Conozco mujeres que han salido con él y ninguna habla muy bien de el—, informó ella.

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—Señor Davis, el señor Thurman está aquí—, anuncio Fannie por el intercomunicador.

—Hazlo pasar y llama a Nora que venga a mi oficina ahora—, le pedí.
—De acuerdo—, dijo mi secretaria antes de colgar.

Rápidamente la puerta de mi oficina se abrió, Anthony Thurman era mi más íntimo abogado, mi representante en las empresas en las cuales he invertido y conocía todos mis planes con respeto a los Walton. Para Rob Walton esta unión de Kiara y yo significaba muchas cosas, entre ellas salvarle su trasero de las demandas que yo mismo había aconsejado a múltiples empresas que hicieran, también le dejaría tener un porcentaje minoritario como muchos socios en la firma, mi padre y el comenzarán a tener negociaciones en el puerto de Vancouver en Canadá y yo… yo me adueñaría de las acciones de Kiara sutilmente hasta llegar a ocupar una silla en la alta directiva de los Walton.

—Bastián—, saludo Anthony sentándose en frente de mí.

Busqué en mi escritorio el documento firmado por Kiara y su padre donde me daba la legalidad de representar a su hija menor en las empresas que ella tenía acciones.

—Empieza el proceso de compra de acciones, convence a los socios minorista de venderle sus acciones a Kiara Walton como de lugar, no importa su precio—, le ordené a mi abogado.
—Sabes quebaunque hagas esto las acciones seguirán a nombre de un Walton—, recordó mi abogado.

—Luego que termines de convencer a los socios minoritario de vendernos sus acciones, empezaremos con el traspaso de acciones a mi nombre, nadie debe saber que yo estoy detrás de esto—, comunique mirándolo.

—Esto puede traer consecuencias legales lo sabes—, indicó Anthony.

—Ese documento está firmado por ella y por su padre, es válido y no carece de ilegalidades, tanto Rob Walton como Kiara me han cedido el poder sobre esas acciones al igual que lo tiene Kiara, puedo vender y traspasar acciones a quien yo quiera—, expliqué.

—De acuerdo, pero una vez que decidas divorciarte de la señorita Walton debes traspasar las acciones a nombre de otra persona—, aconsejó mi abogado.

—Nos casaremos bajo un régimen matrimonial de bienes separados—, planteé.

—Pero obtendrás las nuevas acciones estando casado con ella, bajo su nombre, serán de ambos Bastián—, reveló el abogado.

—Entonces usare a Nora—, dije.

—¿Ella esta de acuerdo?
, la última vez que hablamos sobre esto ella no se mostraba a favor—, recordó Anthony.
—Me encargare de que acepte, por el momento solo compra las acciones—, agregué.

—Viajare esta misma tarde a Sarasota, imagino que prefieres que comience con la cadena de hoteles Walton—, informó Anthony poniéndose en pies.
—Ten cuidado, Kate es muy inteligente, no quiero que el nombre de Kiara salga a relucir en ninguna conversación dentro de las empresas Walton, todas las negociones hazla fuera de la empresa Walton y presentante en las reuniones como un simple representante—, pedí.

Unos toques en mi puerta hicieron terminar nuestra conversación.

—Es Nora—, anuncié. —Vete y no le des ninguna información de lo que hemos hablado—, le ordené a Anthony.

Anthony camino a la puerta abriéndola y dejando pasar a Nora para salir después de saludarla.

—¿Que hacía Anthony aquí? —, preguntó ella con extrañeza.
—Es mi abogado—, comunique cortante.

Nora me miro fijamente para caminar hacia un lado.

—Me pediste que viniera—, indicó ella.
—Necesito un traje nuevo—, pedí.

—No soy tu nana o tu madre—, se quejó ella.

—No, eres más que eso, eres como mi hermana—, le dije con sinceridad.

—Puedo saber para que lo necesitas—, curioseo Nora.

—En dos días es la graduación de la menor de las Walton, debo ir, haré mi primera aparición con la mocosa—, informe, firmando algunos documentos.

—¿Por qué le dices así?
, ella será tu esposa—, recriminó ella.
—Quizás no lo sea por mucho tiempo—, asevere sin dejar de hacer mi trabajo.

—¿Tienen la fecha de la boda?
—, preguntó Nora sentándose delante de mí.
—Si, Hilda Walton se ha encargado de todo, de hecho, se ha comunicado con mi madre, es increíble ver como ambas saben que esto es falso y se comportan como si fuera una boda real— irónice.

—Bastián, se que esto es difícil, pero, ella es una chica inocente, no puedes pretender que pague los errores de su padre, ni ella, ni Kate, ni nadie; aun puedes terminar con esto y lo sabes—, suplicó Nora.

—No puedo y lo sabes, por años los Walton han intentado monopolizar todo Minnesota, especialmente Rob Walton, estafo a tu padre Nora, ¿Cómo puedes estar diciendo esto?
—, me indigne.
—Mi padre te enseño todo lo que sabes—, manifestó ella.

—Era un gran abogado, el mejor, mucho más que mi padre. Pero Rob Walton provoco su muerte—, escupí.
—Mi padre murió de un infarto Bastián—, me recordó Nora.

—¡Un infarto que lo provoco ese maldito!
—, grité poniéndome en pies y dándole la espalda a ella, aún me duele la muerte del padre de Nora; fue el único que creyó que podía ser el mejor abogado de todo Minnesota, ni siquiera mi padre creía en mi como él lo hizo. Le debo todo al señor Martin.
—Si tanto conociste a mi padre supieras que el nunca haría lo que piensas hacer—, anunció Nora con sus ojos cristalizados poniéndose en pies para marcharse.

—Nora—, susurré, no quería verla así.

—Nos conocemos desde niños Bastián, tu padre y mi padre eran como hermanos, fuimos a la misma escuela, a la misma universidad, misma facultad y ahora trabajamos ambos aquí, sé que no existe una persona mas despiadada y cruel que tú, pero soy mujer, y lo que piensas hacerle a esa chica no es nada respetable—, escupió.

Nora salió de mi oficina, sabía que en parte tenia razón, pero no podía dejar pasar esta oportunidad, golpeé mi escritorio con fuerza, estaba cabreado, tenía a Rob Walton en mis manos y no pensaba dejarlo escapar, no importaba si debía hacer sufrir a esa mocosa. 
 

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